Artículo: Cuatro retos de la Escuela Cristiana


La Escuela Cristiana debe encaminarse hacia la escuela de vida de Jesús, para que nuestros estudiantes se conviertan en discípulos auténticos y apóstoles creíbles. ¿Pero como lograrlo en una sociedad plural, secularizada? ¿Cómo cumplir nuestro objetivo ante una Iglesia necesitada de reformas profundas y evangélicas y ante una Escuela Cristiana fragmentada y neutral?. Aquí te brindamos cuatro salidas.

1. Apostar por una educación integral e inclusiva, en la que los y las estudiantes sean verdaderamente el centro de nuestra propuesta educativa pastoral, especialmente las personas procedentes de otras culturas y religiones y las que presentan necesidades educativas especiales. Seamos conscientes y responsables de que si Dios desaparece del mapa educativo, se mutila un elemento fundamental para la formación integral como horizonte último de la educación.

2. Promover todo aquello que ayude a la disponibilidad a la fe, ofreciendo un acompañamiento personal y una orientación decisiva a los y las estudiantes, familias y docentes, ayudándoles a despertar la imaginación espiritual mediante la educación en la interioridad, la convivencia y la solidaridad, y brindando una oportunidad de vivir y expresar la fe con naturalidad y cercanía en una comunidad cristiana dentro de la comunidad educativa. Presentar el hecho religioso y tener la capacidad de suscitar con nuestras vidas los interrogantes fundamentales en ellos de forma creativa. Hacer un primer anuncio de la Buena Noticia de Jesús, desde una metodología motivadora, que parta de la realidad y que se desarrolle más en procesos que en actividades concretas y puntuales, que desemboque en la construcción de proyectos de vida.

3. Ofrecer una Iglesia con rostro alegre, amable y atractivo, que "sea lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda ser acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio" (EG 114). La escuela de Jesús atiende a las persona más débiles, a quienes han perdido el sentido auténtico de la vida y carecen de todo impuso por un ideal.
4. Favorecer una experiencia educativa evangélica, cristiana, católica, sin miedos, orientada en el campo más decisivo de los fines que de los medios. La Escuela Cristiana debe proponer una síntesis entre la fe, la cultura y la vida. Tiene la urgencia de corresponsabilizar a las familias en el proceso educativo  de sus hijos, así como a trabajar conjuntamente con los departamentos de pastoral de la Institución Educativa.

Fuente: Chordi Miranda Álvaro. La identidad y misión de la escuela cristiana: evangelizar el acto educativo. Misión Joven 2015

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